Edificios emblemáticos… Palacio de Bellas Artes en México DF
La construcción de este histórico edificio está vinculada a la transformación social que vivió México tras la revolución mexicana. Lo que en un primer momento se proyectó como un Teatro Nacional dirigido a la clase alta, terminó siendo un majestuoso Palacio de Bellas Artes pensado para el pueblo mexicano. Los visitantes no solo vienen atraídos por las exposiciones y eventos culturales o por los murales de Rivera, Orozco, Siqueiros, Tamayo y González Camarena. Muchos se acercan a contemplar la arquitectura y belleza de este Palacio, declarado monumento artístico por la UNESCO en 1987.
La obra se inició a principios del siglo XX cuando el arquitecto italiano Adamo Boari recibió de Porfirio Díaz el encargo de construir un nuevo Teatro Nacional acorde al refinamiento europeísta de su régimen, para conmemorar el centenario del inicio de la Independencia de México. El arquitecto diseño un edificio, que incorporaba todos los avances tecnológicos de los mejores teatros del mundo, cercano a la línea estilística del “Art Nouveau”, movimiento cosmopolita modernista de la época. La construcción pasó por varias adversidades que impidieron realizar grandes avances, la más importante fue el estallido de la Revolución mexicana. Boari abandonó México y en 1932 Federico Mariscal, arquitecto mexicano discípulo del italiano, fue elegido para concluir la obra.
Habían pasado 30 años desde el comienzo de la construcción y lo que en un principio se planificó como un lujoso Teatro Nacional para la aristocracia porfirista, se adaptó para responder a la profunda transformación social que había vivido México durante esas tres décadas y, especialmente, tras la Revolución. Ahora lo primordial era poner todo al servicio del pueblo, que el edificio tuviera una finalidad social. Así, Mariscal rediseño el espacio para acoger las distintas manifestaciones artísticas y eventos culturales.
Pero, ¿qué estilo debería de utilizarse si el “Art Nouveau” había pasado de moda? Desde la Exposición de París de 1925 el “Art Déco” fue cobrando mayor fuerza. Este estilo permitía integrar fácilmente elementos ornamentales europeos, con otros inspirados en el arte precolombino, tal es el caso de las máscaras del caballero águila y jaguar. Se empleó mármol blanco de Carrara en la fachada y mármoles de diversos tonos en el interior, así como aceros, bronces y cristales “Art Déco”. El revestimiento de la cúpula que remata la fachada principal fue diseñado por Roberto Álvarez Espinoza. Destaca la gradación cromática que va del naranja al amarillo y blanco. Álvarez empleó nervaduras de cobre sobre las armaduras metálicas y recubrimientos cerámicos de tonos metálicos.
El 29 de septiembre de 1934 se inauguró este espacio bajo el nombre “Museo de Artes Plásticas” convirtiéndose en el primer museo de arte de México. A lo largo de los años se ha embellecido con diversas adquisiciones. Cabe destacar el gran telón antifuego de la sala de espectáculos, que muestra a los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, que pesa 24 toneladas. El fabricante es la Casa Tiffany de Nueva York.
Puede conocer más sobre la historia y arquitectura del Palacio de Bellas Artes en este vídeo.